Al montar un canto a inglete, al marmolista le surgen dos graves problemas que se tiene que segurar de evitar: En primer lugar debe poder garantizar que el faldón, una vez montado, queda los sufientemente bien agarrado como para resistir el trabajo cotidiano en una cocina
En segundo lugar, se tiene que asegurar de que forma una escuadra perfecta a 90º con la superficie de la encimera.
Estos dos problemas se resuelven, de manera automática, al engalletar el faldón sobre la tabla.
La ingletadora Courage-II, a la vez que corta el inglete, ranura las dos partes a unir para poder luego introducir una lámina de poliester, fibra de vidrio o cualquier otro material resistente que no se oxide. Con este simple procedimiento, el engalletado, aseguramos los 90º y multiplicamos la resistencia del conjunto.
Un canto a inglete engalletado tiene, como mínimo, un 300 % más de resistencia a la tracción y a los golpes que uno solamente pegado.
Por mucha máquina neumática que se utilice para unir las piezas, la fuerza de unión entre las partes es solo la capacidad de agarre del pegamento sobre la superficie de unión. Por contra, el engalletado, además de duplicar esta superficie -con el aumento proporcional de la fuerza de agarre del pegamento-, incorpora la enorme fuerza de la fibra de vidrio que, desde el mismo interior del material, añade su resistencia a la de la piedra y el adhesivo.
